jueves, 16 de septiembre de 2021

FRANCISCO CORNELIO GUZMÁN, CIRUJANO DE LA ESMERALDA

 FRANCISCO CORNELIO GUZMÁN R.(1856-1928).

POR RUBÉN SANTIBÁÑEZ GAMBOA.

 

Francisco Cornelio Guzmán R. nació en Santiago el 10 de enero de 1856. Cursó sus estudios en el Instituto Nacional, ingresando posteriormente a la Escuela de Medicina, donde se tituló de médico-cirujano el año 1879.Al estallar la Guerra del Pacífico, se embarcó en la Corbeta Abtao bu-que confiado al mando del joven Capitán de Corbeta Carlos Condell de la Haza (1843-1887).

Una semana antes del Combate en la rada de Iquique, el Cirujano Cornelio Guzmán fue transbordado a la Corbeta “Esmeralda”, al mando del Capitán Arturo Prat Chacón (1848-1879).

            El 21 de Mayo de 1879, en el Combate Naval de Iquique, mientras la valiente tripulación de la Corbeta “Esmeralda” se batía desesperadamente con el poderoso Monitor peruano  “Huáscar”, rechazando el ataque de los hombres del Comandante Miguel Grau Seminario, el doctor Guzmán se entregaba por entero a la atención de los muchos heridos que eran tras-ladados al entrepuente, convertido en enfermería de campaña.”La sección de Sanidad estaba instalada en la cámara de guardiamarinas y la formaban el contador, señor Goñi ;  el ayudante del cirujano ,señor Germán Segura ;el despensero; el maestre de víveres; el practicante y el boticario”,  señalaba Guzmán,17 años después de la mencionada hazaña.          El cirujano Cornelio Guzmán se salvó del Naufragio junto a su ayudante, el doctor Germán Segura González, quien en su labor diaria a bordo de la Esmeralda, se transformó en la mano derecha de Guzmán.

            El Cirujano Francisco Cornelio Guzmán relata: “Me pareció que mi buque se partía por la mitad y una ola inmensa nos cubrió y sumergió. No puedo decir hasta que profundidad hemos llegado. Yo, que soy gran nadador, nadé con el intento de llegar a la superficie y de salir de la oscuridad en que me encontraba. Luego ví una luz y una claridad. Miro a mi alrededor y veo que varias cabezas emergían casi al mismo tiempo, y también  aparecían flotando una gran cantidad de tablones rotos, coyes y tinas de combate, sirviéndonos todo esto de ayuda para no sumergirnos nuevamente. Los sobrevivientes formábamos un círculo que permitía vernos las caras y reconocernos. Nos contamos. Somos 37, en la mañana éramos 210.”

            “El Huáscar queda a unos 100 metros de distancia y la ciudad de Iquique, bastante lejos. En esta crítica situación permanecimos largo rato, tal vez media hora. Sin embargo, nunca dudamos que el buque enemigo nos socorriera. Efectivamente, se nos explicó después que la tardanza en socorrernos fue debido a la compostura (reparación) de los botes destrozados por nuestros proyectiles”. Conducidos al Huáscar, y mientras  desfilábamos los oficiales a la cámara del Comandante Grau, vimos tendido sobre cubierta, el cadáver de Prat. El guardiamarina Zegers, que va junto a mí, le descubre  el rostro, cubierto con un faldón de su levita, y yo pude ver  una profunda herida por arma de fuego en la parte más alta de su hermosa frente.

            Una vez encerrados en la cámara del Comandante Grau, se nos proveyó de un saco y de un pantalón de marinero, pues  estábamos casi desnudos.    

Hemos quedado solos; el Huáscar se pone en marcha a toda fuerza con rumbo al sur. En esos instantes nos llamaron la atención  unos quejidos y lamentos. Alguno de los nuestros creyó reconocer en ellos la voz de Serrano.”

            Una vez terminado el combate,  el médico-cirujano Guzmán fue en-viado prisionero a la localidad de Tarma, preocupándose por suscribir junto a otros compañeros, una carta dirigida al decano del Cuerpo Diplo-mático en Lima, donde daba cuenta del trato vejatorio e injurioso a que eran sometidos los prisioneros chilenos.

            Finalizada la campaña, fue enviado a estudiar medicina militar a clí-nicas europeas, especializándose en cirugía y se transformó en el primer Médico que obtuvo el título de Profesor Extraordinario de Cirugía en la Universidad de Chile y  a su regreso fue uno de los principales colabora-dores   ayudando a controlar una epidemia de cólera, que en 1886 se de-sató en las provincias de Aconcagua.

            Fue Jefe de los Servicios Sanitarios del Ejército y Profesor de Patología Quirúrgica en la Escuela de Medicina.

Era casado con Mercedes Aguirre  Mercado.

            La muerte lo sorprendió el 16 de Julio de 1928 en Francia, en los alrededores de Niza.

            Lis restos de Francisco  Cornelio Guzmán R. descansan en la Cripta de los Héroes en la Plaza Sotomayor de Valparaíso, junto a los de Pedro Regalado Videla (1854-1879)  y  Germán Segura González (1855-1920).