DON CLAUDIO VICUÑA GUERRERO
Después de muchos años de una ardua y fatigosa labor de investigación recorriendo bibliotecas y museos, estudiando concienzudamente en textos de historia, revistas y diarios de la época y leyendo decenas de libros relacionados con el tema, puedo con mucho orgullo presentar este libro destinado a reivindicar la memoria de un patriota que vivió en nuestras tierras y cuya vida ha sido ignorada ignominiosamente, oprobiosamente por las generaciones políticas pasadas.
DON CLAUDIO VICUÑA GUERRERO.
EL ÚLTIMO GENTILHOMBRE
DON CLAUDIO VICUÑA GUERRERO, no fue un personaje que pasara desapercibido por este San Antonio de mala memoria.
Había nacido en Santiago, el 31 de diciembre de 1833, hijo de Ignacio Vicuña Aguirre y de María del Carmen Guerrero Varas. Casado con Lucía Subercaseaux Vicuña, con la cual tuvieron 9 hijos. Agricultor. Siempre perteneció a las filas del partido Liberal Democrático, del cual fue Presidente desde 1896. Admirador y compañero de lucha del Presidente José Manuel Balmaceda. Ministro del Interior (1890-1891). Intendente de Valparaíso 81891). Debido al triunfo de la revolución, debió viajar al exilio, dirigiéndose a Europa, regresando en 1895.
Diputado por Santiago (1876-1879) Senador por Santiago (1879-1885) y (1888-1891). Falleció en Santiago, el 01 de marzo de 1907.
Don Claudio Vicuña pagó un alto precio por ser fiel a su ideario político.
La guerra civil de 1891, se llevó a cabo entre los meses de febrero y septiembre de1891, como respuesta al conflicto social de la época y a la incesante pugna imperante entre el Congreso y el Presidente José Manuel Balmaceda. La llamada Revolución del 91, fue apoyada por algunos sectores del Ejército y de la aristocracia chilena.
Ramón Barros Luco incentivó la rebelión de algunos sectores del Ejército y de la Armada contra las fuerzas balmacedistas y junto a Jorge Montt y Waldo Silva Algueró, instauró una Junta de Gobierno. Esta Junta representaba los intereses de los partidos Conservador, Liberal, Nacional y Liberal Demo-crático.
Ramón Barros Luco fue el organizador y máximo líder de la mal llamada “revolución del 91”, que más que luchar contra el Presidente Balmaceda, centró su batalla en impedir que don Claudio Vicuña Guerrero asumiera la Primera Magistratura de la Nación.
El 8 de marzo de 1891 se reunieron en una gran Convención los delega-dos designados en todo el territorio nacional sobre el cual ejercía soberanía el gobierno, para elegir al candidato que sucedería al Presidente José Manuel Balmaceda a contar del 18 de septiembre de 1891.
La solemne asamblea se efectuó en el Salón Filarmónico del Teatro Mu-nicipal y fue presidida por el Senador Adolfo Eastman. Después de los actos protocolares, la Convención eligió como candidato a la Presidencia de la República a don Claudio Vicuña Guerrero por 294 votos de los 296 convencionales presentes.
El 25 de junio de 1891 se efectuaron las elecciones presidenciales y al mes siguiente (25 de julio) los Colegios Provinciales eligieron a don Claudio Vicuña Guerrero, Presidente de la República de Chile para el período 1891-1896 por la unanimidad de sus miembros. Debía asumir el mando de la Nación el 18 de Septiembre, como era tradición en el país.
Sin embargo, traicionado por sus propios correligionarios, resentidos, discrepantes, disconformes por sus convicciones político- económicas, no llegó a terciarse la Banda Presidencial.
El 18 de septiembre, el Presidente Balmaceda completó su período cons -titucional. Llevaba 3 semanas asilado en la Legación Argentina (desde el 28 de agosto) y solo quería terminar su mandato presidencial sin haber cedido en sus prerrogativas presidenciales.”El Gobierno no me pertenece, es de Claudio Vicuña y de sus amigos” le expresaba al Ministro francés Henri de Bacourt el día 16 de agosto de 1891.
José Manuel Balmaceda se suicida el 19 de septiembre de ese año.
Las derrotas sufridas por el Gobierno en los campos de Concón y Pla-cilla, alejaron la presidencia de Vicuña Guerrero.
El Presidente Electo Claudio Vicuña, el Almirante Oscar Viel, el Senador Alfredo Ovalle, Julio Bañados y unos pocos funcionarios del gobierno de-puesto, lograron llegar al muelle de Valparaíso, donde el botero David Mateluna, los llevó hasta la fragata alemana “Leipzig” surta en la bahía, donde quedaron instalados a bordo en como asilados, partiendo después en calidad de desterrados a tierras extrañas. Don Claudio Vicuña partió rumbo a Mendoza,Argentina, donde permaneció varios años hasta su retorno al país.
Volvió el 19 de agosto de 1895, con la satisfacción de sus grandes servicios realizados y con el prestigio político y social que se había creado gracias a su altivez generosa y la serena dignidad con que se había conducido tanto en la prosperidad como en la desgracia.
La noticia de su regreso conmovió de entusiasmo a sus correligionarios de todo el país. Los que habían permanecido recluidos, tristes y silenciosos ante las persecuciones, ahora se erguían contentos y felices, sintiéndose nuevamente ciudadanos de una patria libre.
Testigos del retorno de Vicuña, describen una recepción apoteósica, con una banda de músicos que lo esperaba en el cruce de Los Andes y otra en Llay-Llay, con 50.000 personas que lo aguardaban en las calles de Santiago, cuando esta ciudad apenas sobrepasaba los 250 000 habitantes, repletando 14 cuadras desde la Estación Central hasta la estatua de San Martín.
Jamás en Chile se había visto una manifestación semejante, más sincera, más entusiasta ni más grandiosa.
Flameaban al aire las banderas y los estandartes de color azul del Partido Liberal. En grandes y dorados carteles se izaban los retratos de Balmaceda y de Vicuña, unidos.
Don Claudio Vicuña Guerrero falleció en Santiago el 27 de febrero de 1907.
Hoy, con la presentación y relanzamiento de este texto histórico, que realza su figura excelsa, pretendemos reivindicar su imagen de estadista que muchos y durante muchos años ocultaron de la faz pública.
Agradecido de vuestra presencia y vuestra atención:
RUBÉN SANTIBAÑEZ GAMBOA.
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